Dardos Políticos

Por: Marcial Blandón

El Coliseo de Ferias Manuel Victoria Rojas, desde su fundación estuvo bajo la administración de la Junta de Ferias, que celebró cada certamen  en uno de los festivos que trae el mes de junio. En sus inicios la Feria de Tuluá, era eminentemente ganadera y de exposiciones; en esa época del año, la ciudad que era rural por naturaleza se alistaba para el intercambio, venta y compra de semovientes. Solo artistas del pueblo llegaban a la plaza para alegrar las festividades y en tarima de madera, música folclórica y popular alegraban la estadía de los asistentes.

Era una verdadera fiesta de pueblo. Al coliseo se llegaba por camino de herradura. Solo barrios como el Popular y San Antonio, eran sus vecinos. En pleno proceso de crecimiento urbano, urbanizaciones como la Villa, El Dorado, El Cóndor, no existían; de a poco se fue poblando el sector contiguo al río Morales. La Junta que organizaba el certamen ferial pasó con los años a constituirse  legalmente en Expoferias; la condición de ferias ganadera, artesanal y de exposiciones pasó a un segundo plano para dar paso a los grandes artistas.

Liquidada la entidad Expoferias, el Coliseo de Ferias Manuel Victoria Rojas, pasó a ser un activo del Instituto de Financiamiento, Promoción y Desarrollo de Tuluá, Infituluá. En el gobierno de Gustavo Vélez sufrió transformaciones que lo hicieron del deleite de sus visitantes, el coliseo pasó a tener un mayor uso en el año, donde se desarrollan eventos de carácter institucional que aglutinan cantidad de personas y también de alquiler de firmas privadas que generan recursos económicos para su funcionamiento.

El crecimiento del Coliseo de Ferias Manuel Victoria Rojas, en materia comercial, le trajo un sinnúmero de problemas a sus habitantes vecinos por los conciertos que habitualmente se realizan y que en muchos casos pasan la hora establecida para el cierre de establecimientos. Cuando se anuncia la presentación de un artista en sus instalaciones comienza el drama de sus vecinos por la mala convivencia que genera el espectáculo, que no les permite conciliar el sueño convirtiéndose la diversión de unos en el martirio de un puñado de familias.

Como si esto fuera poco, ahora han surgido al interior del Coliseo de Ferias Manuel Victoria Rojas, establecimientos con consumo y venta de licor que generan ruido con el alto volumen de la música dejando por el piso la tranquilidad de este sector residencial adyacente al coliseo. Lo grave del asunto es que la Administración municipal concedió el uso de suelo a los establecimientos sin que estos cumplieran requisitos indispensables para su funcionamiento  como estar insonorizados para que la música estridente no perturbe la tranquilidad de los vecinos.

Ahora los sufridos y atormentados vecinos del Coliseo de Ferias Manuel Victoria Rojas, quieren recuperar la tranquilidad que les arrebató el comercio nocturno con la permisividad y complacencia de la Administración municipal, a través de la vía de Tutela, para que sea un Juez de la República el que proteja los derechos fundamentales a la tranquilidad ciudadana, vulnerados por la rumba nocturna y unos funcionarios que entregan usos del suelo sin el lleno de los requisitos y otros de incapacidad comprobada hasta la saciedad de ejercer control y vigilancia en garantía de la tranquilidad ciudadana.

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Después del pronunciado anuncio que al inicio de su gobierno hiciera la mandataria de los vallecaucanos Clara Luz Roldán González, llegó hasta el corregimiento de Tres Esquinas, acompañada de su secretario de Infraestructura Frank Ramírez, para poner la primera piedra en el inicio de la carretera que conduce al llamado anillo vial del centro del Valle. Al lado del alcalde John Jairo Gómez Aguirre, la gobernadora anunció la construcción del puente de Papayal, obra esperada por sus habitantes hace  muchos años.

La visita de la gobernadora sirvió para que la clase política de la ciudad se congregue  en el punto de encuentro del corregimiento de Tres Esquinas. Concejales y aspirantes a ser elegidos en el cuerpo edilicio, querían estar al lado de Clara Luz Roldán, para salir en la foto. Quien llegó con una nutrida delegación al evento fue el exconcejal Carlos Arturo Cerquera Castillo; lo acompaño Jairo “El Cachuzo” Hurtado, aspirante al Concejo que representa a la casa política de los Cerquera, que de los estadios de fútbol, pasó a los escenarios de la política  tulueña.

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Se cumplió con éxito total en la cancha de fútbol del corregimiento de Aguaclara, el encuentro de la familia tulueña, convocado por el pastor Marcos Urrutia Ramírez, que le permitió socializar con sus seguidores su propuesta social y ciudadana que ejecutará en un eventual mandato como gobernante de los tulueños. El escenario deportivo tuvo lleno a reventar que corrobora el poder de convocatoria del precandidato independiente al primer cargo público de la Villa de Céspedes.

Marcos Urrutia, en su aspiración recoge un segmente poblacional que lo ve como su auténtico y válido vocero, la comunidad afro. Si fueran en juntillas en su candidatura, por primera vez en la historia política de Tuluá, desde que sus mandatarios son elegidos a través del voto popular, un hombre de raza negra podría gobernarla en el próximo cuatrienio. La cancha de fútbol de Aguaclara fue el escenario donde se dio tal demostración de la comunidad afro que habita la Villa de Céspedes.

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