Dardos políticos en tiempo de Coronavirus

Por: Marcial Blandón

Conocida la pareja de nuevos inquilinos en la Casa de Nariño a partir del siete de agosto, los balances, análisis y lectura del resultado electoral reinan por doquier. Finalmente la ciudadanía eligió en sus mayorías a la fórmula del Pacto Histórico, Gustavo Petro y Francia Márquez, quienes gobernaran al país en los próximos cuatro años, para el período 2022-2026.

En el Valle del Cauca y en Tuluá, el resultado electoral para elegir el nuevo mandatario de los colombianos, tendrá una gran incidencia sin duda alguna. Gustavo Petro, ganó ampliamente en esta región del país, a su contendor Rodolfo Hernández. El aspirante del Pacto Histórico, alcanzó en el departamento 1.310.236 votos, equivalentes al 63.85% del electorado vallecaucano, frente a 695.059 que representan el 33.87% de sufragios en favor de Rodolfo Hernández.

Los expertos en materia política no dudan en calificar que la gran derrotada en la jornada democrática del pasado domingo es la exgobernadora del departamento Dillian Francisca Toro Torres, así el partido de la U, que preside haya dejado en libertad a sus dirigentes y militancia en el respaldo a los candidatos que se disputaban la presidencia de la República. Para nadie es un secreto que buena parte de la dirigencia regional del Pacto Histórico, pretende destronarla en las elecciones locales de 2023.

En la Villa de Céspedes, el resultado electoral presidencial puede tener una lectura a su favor para el Pacto Histórico, de cara al certamen electoral local del 2023. Los 52.667 votos equivalentes al 54.61% de los electores de Gustavo Petro, contra 41.318 sufragios de Rodolfo Hernández, correspondiendo al 42.84% de los votantes, podrían indicar que si la dirigencia y militancia de este sector político se mantienen coherentes en esta postura, fácilmente pueden poner  el sucesor del actual alcalde John Jairo Gómez Aguirre.

El movimiento “Nueva Generación” que preside la médica Dilian Francisca Toro Torres, deberá adelantar una reingeniería al interior de su organización si pretende seguir conservado el poder en la gobernación del Valle y en localidades como Tuluá, donde ostentan la alcaldía. Seguramente mucha de su dirigencia que apoyó al Pacto Histórico, pretenderán quedarse en esas huestes, por la cercanía al poder nacional y la burocracia que se desprende en los regional.

Se podría decir que la dirigencia de la “Nueva Generación” puede recibir buen trato burocrático en el gobierno de Gustavo Petro, y mantener las “dietas” que tanto en el Palacio de San Francisco, como en el gobierno local les tiene la exgobernadora Toro Torres; lo poco probables es que se cocine  una alianza entre el Pacto Histórico y la exmandataria, cuando el objetivo es derrotarla en las urnas. Aunque en política no está escrita la última palabra.

Así que desde ya la clase dirigente del movimiento “Nueva Generación”, que respaldó la fórmula del Pacto Histórico, deben comenzar a hacer cuentas cual es el porvenir que más les conviene, si mantener su presencia en la organización política fundada por Dilian Francisca Toro, o recibir los ofrecimientos (si es que los hacen) del sector que acaba de conquistar la presidencia de la República, porque las dádivas a sus amigos no serían aceptadas por ninguno de los sectores por las implicaciones de las elecciones territoriales de 2023.

Otra situación que tendrá que definir la dirigencia local del partido de la U, que respaldó a Gustavo Petro, es sobre su permanencia en la colectividad. Hasta octubre tiene plazo para definir si se mantienen en el partido de la Unidad Nacional, o deciden matricularse en el Pacto Histórico para buscar unos su elección en el Concejo municipal y otro tanto en la Asamblea departamental.

También resultaron derrotados los otros sectores políticos que apoyaron a Rodolfo Hernández. El rechazo total de la sociedad, no solo en la definición de la segunda vuelta, sino desde primera, cuando le dieron un portazo a quienes han usufructuado el poder en las últimas décadas. Si no se transforman en su proceder están llamados a desaparecer. El partido más lastimado es el Centro Democrático: después del siete de agosto atravesarán un largo y seco desierto en los próximos cuatro años tanto a nivel nacional como en lo regional.