Dardos políticos en tiempo de Coronavirus

Por: Marcial Blandón

El barrio Siete de Agosto fue el epicentro de la actividad del Bingo Comunitario organizado por la Junta de Acción Comunal, que contó con el acompañamiento de los dirigentes tulueños Marco Alejandro Arbeláez Vargas y Edier Valencia Jiménez, quienes habían previsto para desarrollar el evento de los premios y las tablas para integrar la comunidad alrededor de este agradable juego. Por su parte, la Junta de Acción Comunal había dispuesto -gracias a la vinculación del Departamento Administrativo de Arte y Cultura- de las carpas y el equipo de sonido con las cuales también se adelantarían las actividades conmemorativas de las efemérides de la Batalla de Boyacá.

Hasta ahí todo normal, el Bingo se desarrollaba en jolgorio comunitario y en sana convivencia ciudadana, en una integración del barrio que no solo conmemoraba la fecha Patria, sino que disfrutaba del evento del Bingo, recibiendo el ganador de cada tabla su atractivo premio, en una jornada recreativa programada hasta las nueve de la noche. Cuentan los organizadores del evento que sobre las cinco de la tarde funcionarios adscritos a la Administración municipal, sin ninguna clase de explicación y en desarrollo pleno del evento llegaron a desmontar la carpa.

Ante el asombro de los participantes la diligente comisión de la Alcaldía desconectó el sonido, levantó la carpa y desmontó la tarima subiendo los elementos a un camión con placas oficiales. La Junta de Acción Comunal había ejecutado actividades con apoyo de los comerciantes del barrio, no hubo actividad organizada por la Administración municipal para conmemorar en el barrio que lleva el nombre del memorial acontecimiento histórico, solo el préstamo de equipos que fueron desmantelados de manera inoportuna cuando se juagaba el bingo, actividad que tuvo el respaldo de patrocinadores de la comunidad.

Con una eucaristía la comunidad también había recordado el triunfo de los criollos al liberarse del yugo español. Resultó incomoda la abrupta intervención de los funcionarios de la alcaldía que dejaron muy mal parado al alcalde ante esta comunidad. Aseguran habitantes de este sector de la ciudad que lo hicieron de una forma grosera. Al menos una explicación espera la comunidad del director de la Casa de la Cultura. Lo dejaron como un zapato ante esa ciudadanía.

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Visitantes de la oficina de Control Disciplinario de la alcaldía de Tuluá, indican que desde hace algunos meses notan un mejor ambiente laboral entre funcionarios y contratistas vinculados a esa dependencia, atribuidos en buena parte a la nueva jefatura en ese despacho en cabeza de la abogada Oneira Sánchez Valbuena. Parece que factores como el buen trato, respeto y consideración entre jefe y subalternos, habían desaparecido de esa oficina de orden municipal.  

Muchas personas que llegan a ocupar cargos públicos olvidan que son pasajeros de momento. Mientras la institución perdura, el ocupante en cualquier momento termina su viaje, recorrido en cual debe dejar grata recordación con quien comparte una oportunidad laboral que le brinda la vida.

Si bien es cierto, las oficinas de control disciplinario son las competentes para investigar las conductas de los empleados en el ejercicio de sus funciones públicas, estas deben estar dirigidas con ética profesional y con apego a la Constitución y la Ley, que según dicen, aplica a cabalidad y con esmero hacia sus funcionarios la nueva titular del despacho. 

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Quien tiene una incidencia en la elección del próximo mandatario de los tulueños y podría jugar un papel fundamental es el exgobernador del Valle Juan Carlos Abadía Campo. El candidato de sus afectos, el arquitecto Rodolfo Ramírez Álvarez, viene estructurando su propuesta política, la cual pondrá a consideración de la ciudadanía en un programa de gobierno, según dicen quienes la conocen, atractivo para el electorado tulueño.

La candidatura del exgerente de Infituluá, estaría apalancada por el exmandatario de los vallecaucanos y el actual Representante a la Cámara por el partido Liberal Álvaro Monedero. Bajo esa premisa, Rodolfo Ramírez, competería con los candidatos del establecimiento, el que defina el partido de la U, de la línea de Dilian Francisca Toro, y quien resulte avalado por Cambio Radical, que contaría con el apoyo del Senador José Luis Pérez, y el andamiaje burocrático que gobierna a Tuluá.

De darse ese escenario, las probabilidades de triunfo de Rodolfo Ramírez son amplias, o podría darse la unión de los candidatos de los partidos de la U y Cambio Radical, ante una eventual aspiración del exalcalde Gustavo Vélez, y tercerías como las de Ramírez Álvarez o Marco Arbeláez, podrían definir el sucesor de John Jairo Gómez Aguirre, en un apretado resultado electoral.  El cerco se puede estrechar con quien resulte avalado por el Pacto Histórico y otro tanto por quien reciba la bendición de la Liga de Gobernantes Anticorrupción.