Por: Marcial Blandón
Ad portas de finalizar el primer mes del año 2023, las diferentes precandidaturas a la alcaldía de Tuluá, comienzan a consolidarse y a buscar rumbo y acomodo político, sino surge algo inesperado o sale un haz bajo la manga. Ya los actores están en la escena y los electores tulueños comienzan a familiarizarse con los eventuales candidatos que figuraran en la tarjeta electoral para disputar el cargo público más importante de la Villa de Céspedes.
Definido el proceso al interior del partido de la U, que escogió como precandidato al licenciado Ever Antonio Villegas Morante, este está a la espera de quien se defina como su contendor el próximo 20 de febrero para disputar el aval de esta colectividad con los precandidatos Llener Borja o Jorge Gallego, de la línea del actual alcalde. De esta alianza saldrá uno, que disputará la alcaldía con el aspirante del Pacto Histórico, con Marco Arbeláez, que aún no define el partido con el que avalará su aspiración y Gustavo Vélez, si finalmente decide postularse.
Podría aparecer el nombre del actual concejal Carlos Arturo Londoño, si el partido Conservador avala su candidatura y Marcos Urrutia, si conquista el aval del Pacto Histórico o decide irse por firmas a través del Grupo Significativo de Ciudadanos, GSC, “Tuluá todos somos importantes”. El arquitecto Rodolfo Ramírez Álvarez, es otro de los aspirantes fijos en la tarjeta electoral.
Sin duda alguna el nombre de Rodolfo Ramírez, quien goza de amplio reconocimiento ante la opinión pública debe ser tenido en cuenta a la hora de hacer los balances de quienes aspiran a suceder al alcalde John Jairo Gómez Aguirre. Ramírez Álvarez, no es un novato en la actividad política, su trayectoria en el sector público es extensa y exitosa, en materia electoral demostró que con un grupo significativo de ciudadanos como lo hizo con la “Nueva Fuerza” se puede llegar al poder. Ahora, con el GSC “Ciudadano como tú” aspira a repetir el mismo ejercicio con resultados satisfactorios en torno a su aspiración de ser el nuevo inquilino del Palacio municipal.
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El corregimiento de Nariño, poblado rural en el sector plano ubicado en las goteras de Tuluá, no solo aporta un importante resultado en el caudal electoral del municipio a la hora de hacer escrutinios, sino que ha contribuido con un significativo número de dirigentes que le han prestado una loable labor comunitaria no solo a sus pobladores, sino en general a todo el municipio, como son Fredy Manzano, Oscar Gómez y Carlos Alberto Santacoloma.
Fredy Manzano Grajales, como muchos dirigentes sindicales, es hecho a pulso, miembro del sindicato de trabajadores del departamento, fue concejal durante varios períodos, Corporación de la cual fue su presidente; es innato su liderazgo comunal. Ojalá cuando en el futuro inmediato la corporación edilicia que es presidida por otro destacado dirigente comunal como lo es Luis Eduardo Ayala, le brinde un merecido reconocimiento por su labor en beneficio de la comunidad y lo exalte con la mayor distinción que la Corporación entrega a quien con mérito se ha destaco en el servicio a sus semejantes.
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Después de dejar el cargo de secretaria de Bienestar Social, la Trabajadora Social Carolina Flórez Avirama, continúa desarrollando una tarea comunitaria que, de acuerdo a comentaristas de la política parroquial, la ponen en el sonajero como una firme aspirante a quedarse con una de las diecisiete casillas con las que cuenta el Concejo municipal tulueño.
Su labor como secretaria de Bienestar Social, la acercó a los núcleos familiares más sensibles de la comunidad tulueña, labor reconocida por esas familias en las cuales próximamente recogerá sus frutos. En pasillos de la alcaldía se da por un hecho que Carolina Flórez, contará con la bendición del actual huésped para alcanzar una curul en el Concejo de la ciudad.
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Corre a cantaros un rumor en pasillos de una alcaldía del centro del Valle, de un supuesto altercado entre el mandatario de esa localidad y un personaje que funge como asesor de cabecera que se salió de casillas en pleno despacho del mandatario por presuntos incumplimientos de acuerdos adquiridos con anterioridad. El supuesto hecho no pasaría de ser un chisme sino se tiene en cuenta los siguientes aspectos.
De ser cierto, la campaña electoral que busca suceder a ese mandatario va a estar al rojo vivo entre sus propios amigos; el brusco altercado sigue demostrando que la política no se hace entre amigos sino entre socios de coyuntura; es cierto que el último año del mandato de los alcaldes es el más difícil porque se celebra la campaña electoral donde se calienta el ambiente de sus opositores, pero es una cosa inverosímil que se haga entre socios que ganaron el proyecto. Dicen los testigos del bochornoso hecho que al alterado ciudadano lo tuvo que retirar la seguridad privada del edificio por orden del mismo alcalde y que ese fue el primer ‘round’ de la pelea que dejará a más de uno tendido en la lona de la política parroquial.