Por: Marcial Blandón
Para el viernes 17 de marzo a partir de las nueve de la mañana, en las instalaciones del auditorio de la Casa de la Cultura, la Contraloría Municipal de Tuluá, anuncia la rendición de cuentas de la vigencia 2022, bajo la dirección del titular de la entidad, Contador Público Harold Fernando Cerquera Castillo. El órgano de control fiscal del municipio volvió a la vida jurídica en el año 2013, siendo contralor el abogado Gilberto Castrillón Valencia (q.d.e.p) en el gobierno del alcalde José Germán Gómez García.
Estando de alcalde el arquitecto Francisco Javier Gálvez Giraldo, la Contraloría Municipal fue suprimida por la reducción de gastos y crisis financiera que atravesó el municipio en esa época, asumiendo el control fiscal de la entidad territorial la Contraloría Departamental del Valle del Cauca. El control fiscal lo recuperó el municipio en el gobierno de José Germán Gómez, a través de tres procesos misionales, control fiscal, participación ciudadana y responsabilidad fiscal.
Las contralorías municipales se han convertido en apéndices de las administraciones municipales, son más fortines burocráticos que verdaderos entes que defiendan el patrimonio público. Son varios los intentos que han existido para acabarlas, para que sea la Contraloría General de la República, la que asuma el control fiscal de las entidades territoriales, pero las iniciativas han fracasado porque han encontrado una férrea oposición de los legisladores de turno.
Tanto los Contralores departamentales como los municipales son elegidos por la Asamblea o los Concejos, de una terna que hoy se elabora a través de un concurso de méritos muchas veces cuestionado y en casi todos los casos demandado por los mismos participantes. Resueltas las demandas y las acciones de amparo constitucional son las coaliciones mayoritarias las que eligen a los funcionarios para períodos constitucionales de cuatro años, que de acuerdo a la última reforma se hace con alternancia en relación a los gobernantes de turno.
La alternancia en el período de los mandatarios de turno fue un bálsamo que el legislador aprobó para que los Contralores estuvieran los dos últimos años del respectivo gobernador o alcalde y los dos primeros al inicio del período constitucional, tal vez para garantizar neutralidad e independencia en el ejercicio de control fiscal. Tuluá, al tener su propio órgano de control fiscal no fue la excepción.
Para el caso de Tuluá, el Concejo municipal eligió a Harold Cerquera en el año 2022, después de superar una turbulencia al interior de la dirigencia del partido de la U, que querían atravesarse en su elección porque el movimiento que han orientado los hermanos Cerquera, se había quedado sin representación en la corporación y el temor a que este grupo tomara “vuelo” con el cargo de control fiscal. Le tocó a la exgobernadora Dilian Francisca Toro, llamar a la disciplina de su militancia para garantizar el voto de su bancada en favor de Harold Cerquera.
Como si eso fuera poco, a Harold Cerquera le tocó sortear con su grupo de abogados un tortuoso camino jurídico ante la Universidad del Valle, sede Yumbo, ya que la entidad educativa encargada del concurso de méritos obvió unas certificaciones académicas que dejaban por fuera de la disputa de tan importante cargo a Cerquera Castillo. A través de una sentencia de Tutela, un Juez de la república protegió los derechos que le habían sido vulnerados al hoy Contralor municipal de Tuluá.
Superado los dos impasses, el político y el jurídico, el Concejo municipal procedió a elegirlo en sus amplias mayorías. En consecuencia, el partido de la U, eligió a un Contralor de su riñón, para ejercer el control fiscal a un alcalde de su colectividad, es decir, control fiscal de yo con yo. Ahora bien, la Contraloría cuenta con posiciones de libre nombramiento y remoción para nombrar sin duda a recomendados de la “Nueva Generación” y de Concejales a los cuales se les debe devolver el favor.
Los Auditores Fiscales I y II, uno es del partido de la U, y el otro de la cuerda de la organización que orienta Carlos Arturo Cerquera, lo mismo que el Asesor Jurídico, similar suerte es la del cargo de Responsabilidad Fiscal. Caso excepcional es la Secretaria General que se ha sostenido desde que el Contralor municipal era el fallecido Gilberto Castrillón. Dicen que en cada contienda electoral se voltea de tal manera que siempre queda firme con el alcalde y Contralor de turno, otros dicen que tiene santo propio que la bendice cada que se da el cambio de Contralor.
En ese escenario realmente no será mucho lo que pueda mostrar el órgano de control fiscal en la rendición de cuentas del próximo 17 de marzo. Sin embargo, si es pertinente que el Contralor Harold Cerquera, le informe a los tulueños cuánto dinero se ha recuperado en detrimento del patrimonio público de los tulueños; cuántas sanciones de responsabilidad fiscal ha emitido su despacho y que beneficios fiscales recibió la ciudad durante su gestión en la vigencia 2022. De resto, las tales rendiciones de cuentas se han convertido en actos sociales de los funcionarios de turno.