Por: Marcial Blandón
Nos sentimos solos. Con esta frase, un reconocido periodista cerraba el texto que envió a sus colegas periodistas para comunicarles que a partir de este viernes, en medio de un hecho sin antecedentes en la historia de Tuluá, dos noticieros radiales silenciaban sus micrófonos.
Y sí, estamos solos. El hostigamiento y las vedadas amenazas a los medios de comunicación no son solo de ahora. Desde el momento que las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, ingresaron con su fuerza endemoniada a las montañas de Tuluá, las presiones ya se sentían en quienes intentaban ejercer esta noble profesión. En esa época, la autocensura se había convertido en la herramienta para sobrevivir en medio de la confusión provocada por el enfrentamiento de grupos armados en la región rural, la negación de su presencia y, luego, como una animal desbocado y sin freno, la miríada de desplazados con sus caras de terror.
Ahora, cuando la misma prensa, liderada por hombres y mujeres humildes, creativos, trabajadores, seres de familia que ven en “el oficio más hermoso del mundo” una forma de subsistencia, se enfrentan a otro monstruo de mil cabezas que mediante panfletos intenta moderar su capacidad de informar y de opinar en medio de una confrontación de protagonistas políticos y de bandas delincuenciales en la que los periodistas son solo un instrumento utilitario.
Y de nuevo, la soledad ha regresado. Unas veces vestida de Flit y en otras de cartera Ministerial con ansias de curiosidad y morbo, dejando un puñado de comunicadores y periodistas en medio de la incertidumbre y el temor.
Esta soledad no es superada con visitas periódicas de dos policías que tocan la puerta para firmar un formalismo; de comunicados que rechazan con vehemencia que los periodistas sean silenciados o que una emisora decida proteger la vida de sus empleados suspendiendo el noticiero. Tampoco es consuelo que el Tribunal Superior de Buga decida enviar sus funcionarios a trabajar en casa mientras advierte que no asignará la comisión de escrutadores y claveros para los comicios del 29 de octubre. Al despedir los uniformados y al llegar a la última línea de los comunicados solidarios, la soledad vuelve se aposenta con un dejo de perplejidad.
Primero ordenaron que no se podía mencionar un ciudadano en la contienda política, luego algunos noticieros optaron por no entrevistar candidatos al Concejo y a la Alcaldía. Y ahora, los noticieros de las emisoras Mundo89 y la Voz de los Robles silenciaron sus micrófonos tras la amenaza de varios de sus colabores.
Señores gobernantes, ¿qué debemos esperar ahora? Acaso, ¿dejar que la orfandad y la indiferencia acabe con la ciudad más extraordinaria del Valle del Cauca? Si esa es la idea, señores gobernantes, por favor díganlo. Este esfuerzo que hacen los periodistas; ese denodado trabajo de los comerciantes (grandes o pequeños); esa disposición que cada mañana tienen los profesionales y oficinistas; esa esperanza de vivir en alegría de niños, adolescentes y jóvenes, no soportan más presiones, y mucho menos, una gota de sangre más. Que la soledad que sienten los periodistas hoy no sea el reflejo de la impotencia que ustedes, los gobernantes, tienen para volver a colocar las cosas en su lugar.
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Los niños y niñas son las grandes “chispas” de la alegría de las caravanas que lidera por las calles de Tuluá el candidato al primer cargo de este municipio, coronel Jorge Gallego Chávez.
Por dónde camina el coronel Gallego Chávez, los niños saltan a sus brazos o se llevan sus manitos a sus frentes y con la tierna expresión dicen: “Firmes con el coronel”. En opinión de sus seguidores, la acogida de los niños es una muestra de la confianza y cercanía que ya tiene el Candidato al interior de los hogares, “porque quien más que los mismos padres para llevar la imagen o hablar del Coronel en sus casas y convertirlo en un ciudadano que hace parte del diario vivir de sus casas”.
En consecuencia, este particular sentimiento de los niños hace pensar a los promotores de la Campaña del coronel Gallego Chávez que la respuesta en las urnas será contundente.
En la más reciente visita a los barrios Villa del Lago, Nuevo Farfán y el Limonar, el coronel Gallego Chávez habló de un tema sensible para sus habitantes: la seguridad. En ese sentido, dijo que “su compromiso es total, con recursos propios del Municipio instalaremos frentes de seguridad”.