Por: Marcial Blandón
Conocida la noticia del traslado a la ciudad de Cali, de la oficina del Instituto Geográfico Agustín Codazzi, que operó durante muchos años en el segundo piso de la alcaldía, y ante el silencio sepulcral de la clase dirigente de la ciudad, se conoció la decisión del gobierno municipal de sumarse al catastro departamental, perdiendo una oportunidad de oro de adquirir autonomía en el manejo de la actualización predial.
Con la decisión del gobierno local, Tuluá pierde la oportunidad de asumir el liderazgo ante los municipios de la región para introducir nuevas tecnologías en la aplicación catastral y pasa a depender de la administración del Gobierno departamental que si bien es cierto creará una oficina en Tuluá, se deja pasar una opción viable en el que el municipio se convertiría en pionero en la materia.
Expertos en la materia consideran una salida en falso la decisión tomada por la administración del alcalde John Jairo Gómez Aguirre, sin un análisis serio se sumó al catastro departamental cuando Tuluá, tiene las condiciones para la operación del proceso, la inclusión de los predios que se necesita regularizar y los terrenos en los que se construyen proyectos urbanísticos. Decisión que se suma a un estado centralista.
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Dicen que en la Personería Municipal siguen nombrando y contratando personas que hacen parte del proceso del Cambio, el más reciente el de la esposa de un ex-candidato al Concejo, aprendiz de pastor. A buena hora porque en el asfalto la cosa está dura.
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El sueño de muchos tulueños de ver desembotellado el centro de la ciudad va a tener que esperar un poco más. El anuncio que se había hecho desde el gobierno del ex-alcalde Gustavo Vélez, de dar apertura a la Calle 26, una vez fuera puesta al servicio la nueva central de transportes está en veremos.
Ante el anuncio de la administración municipal de trasladar a las antiguas instalaciones de la terminal de transportes las oficinas de la Secretaría de Bienestar Social, Infituluá, la Sedama y la Registraduría Especial del Estado Civil, por ahora ver descongestionado el centro de la ciudad es un anhelo que entra al congelador. ¿Es necesario el traslado de esas dependencias, o será más bien porque la propuesta viene desde el gobierno anterior?
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El Centro de Control, creado para atender las emergencias como consecuencia de accidentes de tránsito es un tema que le quedó grande al titular de la Secretaría de Salud del Municipio John Jairo Aguirre. El sistema que surgió para controlar la presencia de varias ambulancias cuando ocurre un siniestro en la ciudad ha sido inmanejable por el actual gobierno, cuando ocurre la novedad al lugar acuden hasta cinco ambulancias que ponen las vías de la ciudad como autopistas de Fórmula Uno.
Tendrá que apretarse bien el cinturón el Secretario de Salud, para que meta en cintura a conductores y propietarios de ambulancias que circulan en Tuluá; las medidas están consagradas en un acto administrativo que para el jefe de la dependencia parece que estuvieran escritas en letra muerta.
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La expectativa con la que fueron presentadas las cuarenta unidades del grupo de «Gestores de Convivencia Ciudadana» y el apoyo de diez funcionarios designados por la Gobernación del Valle, comienza a generar un sinsabor en la ciudadanía tulueña por que su presencia aún no se siente en la ciudad.
O puede que continúen en la etapa de inducción, de ser así mucho trabajo tienen cuando entren al terreno para ejercer control y vigilancia. El municipio cada día invadido de ventas ambulantes, los espacios públicos recuperados en el pasado, se volvieron a ocupar, las Carreras 30 y 40, en materia de espacio público son territorio de nadie, la Transversal Doce como nunca antes se invadió de toda clase de venta ambulante y estacionaria, ya varios establecimientos de comidas rápidas se han ubicado ante la ceguera de las autoridades locales. Nuevamente han aparecido establecimientos de consumo de licor en barrios residenciales y populares ¿tendrán el permiso de Uso de Suelo de parte de la oficina de Planeación? La mal llamada Zona Rosa, volvió a sus épocas de antes, en fin, mucho trabajo les espera a los muchachos de espacio público porque parece que la etapa de inducción no termina según como se encuentra la ciudad.