Dardos Políticos

Por: Marcial Blandón

Con un galón repleto de combustible parece que cargará el alcalde John Jairo Gómez Aguirre, su reintegro a sus funciones después de haber sido sometido a una cirugía de corazón abierto. En un acto público organizado por la alcaldía, el mandatario se encargó de rociar con gasolina el ambiente político de la ciudad cuando sindicó de manera abierta y sin guardarse ninguna reserva a una familia de haberse enriquecido a costilla de los tulueños.

Con sangre aún en el ojo, y mirando por el espejo retrovisor parece que terminará su último año de gobierno el mandatario de los tulueños. Su desacertada salida deja mucho que pensar de la primera autoridad del municipio. Una ciudad que gobierna llevada al traste en materia de seguridad, con los más altos índices de perturbación ciudadana y con una campaña política  a la vuelta de la esquina que se presume se pondrá al rojo vivo.

La salida en falso del alcalde John Jairo Gómez Aguirre, para nada comulga con el llamado que ha hecho uno de sus socios y constructores de su proyecto político, el también abogado y precandidato a la alcaldía Llener Darío Borja Mafla, que ha convocado a todos los actores políticos del municipio, especialmente a quienes  aspiran ser elegidos en el primer cargo público municipal, para que la paz total reina en la contienda electoral que ya comienza a ganar mayor intensidad. 

Que sea un simpatizante, un pregonero o un activista político el que incite a enrarecer el panorama de la política local, vaya y venga; pero que sea precisamente la primera autoridad administrativa que lo haga debe de llamar la atención no solo de los participantes  en el próximo certamen electoral sino de las mismas  autoridades de carácter disciplinario que por lo menos deben llamar a la cordura a quien funge como mandatario de una ciudad con la relevancia que tiene la Villa de Céspedes.

Dicen que al alcalde el alma le quedó envenenada a raíz del bochornoso reclamo que le hiciera el día que se reintegró al despacho uno de sus amigos más cercanos, quien utilizando palabras de grueso calibre le reclamó al mandatario el favorecimiento a uno de sus precandidatos. Quienes fueron testigos del vergonzoso espectáculo aseguran que gracias a la seguridad privada con la que cuenta la alcaldía, se evitó que  el energúmeno ciudadano agrediera físicamente al burgomaestre.

Ahora, sería inadmisible y pecaría por omisión, si conociendo los motivos y teniendo las pruebas no las ha puesto en conocimiento de la Fiscalía General de la Nación a quien ya ha debido haber denunciado a cada uno de los integrantes de esa familia que según el alcalde se ha robado el erario de los tulueños. De no hacerlo, incurriría en una investigación disciplinaria.

El asunto es de tal gravedad que es el alcalde  el encargado de presidir el Comité Municipal de Garantías Electorales, órgano local en el cual tienen asiento no solo autoridades como la Registraduría Especial del Estado Civil, la Fiscalía General de la Nación, la Policía Nacional, el Batallón de alta Monta No. 10, la Personería Municipal, sino cada uno de los actores políticos que aspiran a suceder al mandatario y movimientos, partidos políticos y grupos significativos de ciudadanos que tomarán parte del certamen electoral del domingo 29 de octubre.

La angustia que puede surgir tanto en candidatos a la alcaldía como en aspirantes a la corporación pública Concejo municipal, de quienes no son del riñón del actual alcalde es ¿tendrán las garantías electorales para ejercer su actividad política con quien gobierna la ciudad? Pues sencillo, No. El alcalde John Jairo Gómez Aguirre, dio una soberbia demostración  de cómo será el comportamiento de su gobierno ante los adversarios que aspiran a remplazarlo a partir del primero de enero de 2024.

Garrafal equivocación la del mandatario de los tulueños; no puede ser el incendiario del próximo certamen electoral. Las debilidades de su gobierno especialmente en materia de seguridad ciudadana, no las puede ocultar con lo que pasa en el municipio que gobierna ni tampoco pidiendo a los actores políticos que aspiran gobernarla a no incluirla en el centro de debate. De muy mal gusto que sea precisamente el mandatario el que se encargue de rociar con gasolina el candente debate electoral que se avecina.