Por: Marcial Blandón
A medida que se acerca la fecha para la elección del nuevo Congreso de la República, quienes aspiran a conformarlo intensifican su labor proselitistas en aras de encontrar el apoyo popular; partidos políticos, movimientos y grupos significativos de ciudadanos postulan a sus candidatos y estos ofertan las mejores propuestas que les permita cautivar al electorado.
A decir verdad no existen propuestas novedosas para no pecar en que ninguna concita la atención pública; definitivamente una vez más las empresas electoreras se impondrán nuevamente en las elecciones del marzo de 2022, los votos cautivos o amarrados se prevalecerán. Candidato que no cuente con estructura política fracasará en el intento.
Ni siquiera aquellos candidatos que simpatizaron, apoyaron o auspiciaron la protesta social del pasado 28 de Abril que se extendió por 45 días, ha salido a reclamar esa vocería, ni candidatos de izquierda o alternativos se muestran en la región como los líderes que recojan todo ese descontento social. Como van las cosas los elegidos serán los mismos, o delfines, esposas o familiares de estos.
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Un clamor ciudadano y a las entidades del Estado es el que viene haciendo Jairo Mejía, de la fundación «Seres de Valor». Tuluá, lo conoce como un hombre consagrado al servicio de sus semejantes, especialmente para aquellos seres humanos que han caído en desgracia por el consumo de sustancias psicoactivas y que tienen como hogar un puente, un parque, o donde sencillamente los coja la noche.
Su meritoria labor no distingue al favorecido; campañas como la de donar obsequios, compartir una cena navideña con los hijos de las trabajadoras sexuales en la Plazuela no la olvidan los tulueños de buen corazón, lo mismo que la institucionalización que hizo del último miércoles de cada mes llevando un plato de comida a los habitantes en condición de Calle, actividad que celebra a un costado del Palacio de Justicia sobre la Rivera del río Tuluá. Su labor debe permanecer con el apoyo institucional.
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La reapertura del Jardín Botánico Juan María Céspedes, es una noticia que llena de alegría a los amantes del turismo que disfrutan de las bondades de la naturaleza. Para muchos un sitio turístico que le falta mayor explotación por parte de Inciva que es su administrador. A 20 minutos distante del casco urbano, son muchos los tulueños que aún no lo conocen. Falta una agresiva campaña para mostrar sus instalaciones de quienes gustan de un turismo diferente.
Cesar Augusto López, es un veterano funcionario del Jardín Botánico, lo considera como su segunda casa; ha visto desfilar por el lugar de esparcimiento a cientos de colombianos que incluso sus temporadas vacacionales las disfrutan en este exótico lugar. Un trabajo articulado entre Inciva y la Administración municipal le podría generar miles de turistas al año que además sirve para activar la economía de la región.
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Bolívar es uno de los municipios del centro del Valle, con mayor extensión en su geografía rural. Su alcalde Nodier Cardona Patiño, con raíces en el corregimiento de Naranjal, es un enamorado de los campos del territorio que gobierna.
Foto: tomada de El Tabloide
Uno de los objetivos de su administración es el arreglo de las vías terciarias para que los campesinos no solo comercialicen sus productos agrícolas en el casco urbano sino puedan desplazarse a mercados como el de Tuluá y Cali. Que un agricultor emprenda camino desde el Oro, pasando por Betania, Aguaslindas, haciendo la respectiva parada en Buenos Aires, luego coger por el Pavero, hasta llegar a Naranjal, de ahí subir carga en el Fusil, pasar por Primavera, hasta su destino final, en vías terciarias en óptimas condiciones es el mayor anhelo de los campesinos bolivarenses.