Por: Marcial Blandón
En el 2015 el Movimiento Alternativo Indígena y Social, MAIS, alcanzó una figuración trascendental en la Villa de Céspedes. Avaló al candidato Gustavo Adolfo Vélez Román, quien a la postre resultó elegido alcalde y alcanzó dos curules en el Concejo con Orlando Valderrama y Mauricio Arbeláez. En las elecciones de 2019, resultaron vitales en el triunfo del abogado John Jairo Gómez Aguirre, como alcalde de Tuluá, y mantuvieron su representación en el concejo con Luis Eduardo Ayala.
Aunque el MAIS surgió en el panorama político nacional como una alternativa a la hegemonía en el poder del bipartidismo (Liberales y Conservadores) y de otras alternativas que se han mantenido en el poder y surgieron a raíz de la Constitución Nacional de 1991, en casos concretos como el de Tuluá, agrupa a líderes políticos de partidos tradicionales que buscan el aval de esta colectividad para hacerse elegir en el Concejo Municipal, sin tener una identidad ideológica con el partido.
Resulta más fácil buscar una curul en un partido alternativo donde se requieren menos votos, a disputar esa misma opción en una colectividad tradicional donde la cifra de sufragios es más alta. Esa carencia de identidad política con los postulados del MAIS, hacen que sus líderes estén buscando acomodo con candidatos al Congreso de partidos tradicionales. El Senador de esta colectividad Feliciano Valencia, anuncia que meterá en cintura por doble militancia a los que respalden candidatos de otros partidos a Cámara y Senado, misión casi imposible de cumplir.
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Lo que comenzó como una campaña tibia y alejada de verdaderas opciones de triunfo se ha venido consolidando con el paso del tiempo. Mientras otros candidatos del partido al que pertenece arrasaban con el apoyo de los líderes a sus aspiraciones a la Cámara de Representantes, la del ex-alcalde de Jamundí John Fredy Pimentel, apenas si se asomaba a la ventana. La campaña ha tomado un rumbo que hoy en día es una de las más sólidas para alcanzar una curul en la Cámara. Buena parte de ese éxito obedece al trabajo que adelanta el diputado del partido de la U, Juan Carlos Rengifo Arboleda.
La candidatura de John Fredy Pimentel, cuenta con el apoyo del actual presidente de la duma departamental Manuel Torres, lo respalda el ex-candidato a la Cámara y actual director de Hacienda departamental José Fernando Gil Moscoso y como si fuera poco cuenta esta aspiración con presencia en el gabinete de la gobernación desde el departamento de las TIC, cuyo titular Carlos Alberto Campo, es un alfil de esta postura política. En los próximos días, a instancias del diputado Juan Carlos Rengifo, se anuncia la vinculación de un importante sector de la dirigencia tulueña.
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Una verdadera odisea es la que están viviendo los usuarios del Departamento Administrativo de Planeación municipal, para el otorgamiento de licencias urbanísticas. Aseguran los quejosos que son hasta cuatro meses los que demora una solicitud y eso si tienen suerte para que en el despacho de Planeación la aprueben. Aunque la novedad no es propia de esta administración, se siente más ahora que se requiere reactivar la actividad de la construcción.
El alcalde John Jairo Gómez Aguirre, debe tomar cartas en el asunto de manera inmediata; no puede ser que la actuación negligente de uno de sus secretarios manche la labor de equiparar la ciudad como lo viene haciendo. Urgen medidas de fondo en algunas Secretarias, en el caso de la Oficina de Planeación. El cumplimiento de los principios de la función pública de oportunidad, eficiencia y eficacia para los usuarios hoy está bien lejos en que se cumplan.
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Una fuerte polémica se ha planteado en la ciudad a raíz del encuentro que sostuvo el candidato a la Cámara de Representantes Gustavo Adolfo Vélez Román, con propietarios que no han podido recibir sus lotes de terreno del programa de vivienda «Terranova». De inmediato, el gerente de Infituluá, abogado Llener Dario Borja Mafla, salió a ripostar lo dicho por el ex-alcalde y dar su versión de acuerdo a lo que recibió de la pasada administración relacionada a esas unidades de vivienda.
El rifirrafe lo puede definir una persona que hoy demuestra estar neutra en la discusión. Se trata del arquitecto Rodolfo Ramírez Álvarez, quien para la época de los hechos se desempeñaba como director del Instituto de Financiamiento Promoción y Desarrollo de Tuluá. La ciudad lo conoce como una persona ecuánime y podría dar una versión real de lo que sucedió. De lo contrario nos aprestamos para alquilar balcón porque la disputa de señalamientos va para largo y los que están llevando del bulto son los compradores de buena fe que todavía no acceden a lo que legítimamente tienen derecho.