Por: Marcial Blandón
Tal y como estaba previsto se cumplió diagonal al supermercado de Comfandi en el barrio Victoria, el encuentro de simpatizantes de la fórmula del Pacto Histórico que en Tuluá promueve la candidatura presidencial del Gustavo Petro y Francia Márquez. El evento político se cumplió a instancias del concejal Luis Eduardo Ayala Rengifo, del Movimiento Alternativo Indígena y social, MAIS.
Con una buena asistencia, pese a la lluvia que caía en la ciudad a esa hora de la noche, la dirigencia departamental del Pacto Histórico y la local esgrimían los mejores argumentos para convocar a la ciudadanía y especialmente a los indecisos para conquistar el voto en favor de Gustavo Petro. Muchos intelectuales y miembros del sector académico llegaron a uno de los barrios más tradicionales de la Villa de Céspedes, convencidos del triunfo de Gustavo Petro, en segunda vuelta.
Dentro del grupo de intelectuales tulueños se destacó la presencia del ingeniero Horacio Hernando Coy Burgos, exconcejal del municipio y docente de la Unidad Central del Valle del Cauca Uceva, lo mismo que el reconocido poeta Omar Ortiz. Tanto el catedrático como el hombre de las letras lucían sus casacas promocionando la candidatura de la fórmula del Pacto Histórico.
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El Comité Ejecutivo Nacional del Partido Dignidad, encabezado por su presidente Juan Manuel Ospina, emitió un comunicado a la opinión pública donde fijan su posición con miras a la segunda vuelta presidencial que se cumplirá el próximo domingo 19 de junio, para la cual acordaron “dejar en libertad de votar en conciencia a su militancia, teniendo en cuenta los altos intereses de la patria frente a los enormes desafíos y difíciles circunstancias que conocen la mayoría de los colombianos”.
“Es una decisión individual que el partido respeta y que no lo compromete institucionalmente”, advierte en el comunicado el Comité Ejecutivo del partido, a sus miembros que, “por ser un acto personal no podrá participar con los símbolos de Dignidad en la campaña del candidato que apoya ni integrarse a su partido”. En los empates técnicos que dan los recientes sondeos de opinión sobre quien será el nuevo presiente de la República, toman valor sin igual los respaldos que ofrezcan los dirigentes del partido Dignidad. ¿Qué camino tomarán Juan Lastre y Henry Calvo?
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Ante la opinión pública, el máximo dirigente del movimiento de Liderazgo Ciudadano, pastor Darío Gómez Mera, oficializó su apoyo a la candidatura presidencial del ingeniero Rodolfo Hernández, de la Liga de Gobernantes Anticorrupción y su fórmula vicepresidencial, la vallecaucana Marelene Castillo. Como se recordará el líder religioso bajo el aval del partido Colombia, Justa y Libres, postuló su nombre como candidato a la alcaldía de Tuluá, en las elecciones de 2019, alcanzando un importante guarismo electoral.
En la consulta del 13 de marzo de la Coalición Equipo por Colombia, el pastor Darío Gómez Mera, fue uno de los más entusiastas dirigentes de la región que apoyó la precandidatura presidencial del senador John Milton Rodríguez, por el partido Colombia, Justa y Libres. Su arribó a las toldas del candidato de la Liga de Gobernantes Anticorrupción Rodolfo Hernández, es importante por la fidelidad de sus electores, es una alianza que suma dada la lealtad de la militancia de la organización política Liderazgo Ciudadano.
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Para los escasos asistentes que acuden al hemiciclo del Concejo municipal tulueño, donde deliberan los voceros de la comunidad y para quienes siguen las sesiones a través de las plataformas digitales, no deja de causar asombro e incluso indignación con la actitud de la mayoría de sus integrantes con la parte protocolaria de las deliberaciones. En la sesión en la cual era citado el Jefe de la Oficina Asesora Jurídica, abogado Alonso Betancourt Chávez, para que socializara varios proyectos de acuerdo que presentó el Ejecutivo municipal, se presentaron varios hechos bochornosos, que al parecer son consuetudinarios en la mayoría de los cabildantes.
La sesión inicia con el llamado a lista, pero ¡oh sorpresa! nueve de los diecisiete Concejales sesionan a través de plataformas digitales, no hacen presencia física en el recinto, cuando tras la baja tasa de contagio del Covid-19 se retornó todas las actividades a la presencialidad. El hecho indignante se da cuanto se entonan las notas del himno del municipio de Tuluá, los asistentes en su mayoría no le paran atención, partiendo del Concejal que preside la sesión, ajeno de esas notas marciales, gesticulando de manera grotesca y mirando para otro lado, en actitud total de desprecio por un acto que simboliza y merece respeto. Nos imaginamos que los que están en casa conectados a la sesión a esa hora deben estar rascándose el ombligo.
Si lo anterior es indigno, cuando llega el punto de la oración, acto instituido para invocar al Dios de las creencias de cada asistente, dan ganas de llorar. La plegaria en esta oportunidad le correspondió al secretario general Heyber Rivera Padilla; ni por respeto al Dios de sus mayores, en la gran mayoría de los asistentes existe contrición en esos momentos. Por fortuna son muy pocos los ciudadanos que acuden al Concejo para que se lleven una imagen tan pobre de quienes los representa en ese recinto, en otrora el sagrado recinto de la democracia local.