Por: Marcial Blandón
La pandemia del Covid-19 sigue cobrando vidas de forma miserable. El más reciente caso el del politólogo Jesús Alberto Cruz Arenas, viejo militante de la organización «Movimiento 19 de Abril», M-19, una vez el grupo se reincorpora a la vida civil. Cruz Arenas, fue destacado dirigente de la «Alianza Democrática» AD-M-19, nombre que tomó la antigua militancia para disputar en la plaza pública el poder a los partidos tradicionales.
Época en la que Jesús Alberto Cruz Arenas, viaja a la Habana Cuba, para fortalecer su formación en la lucha y defensa de los derechos humanos y la misión social que siempre fue su baluarte. A su regreso fue un hombre cercano al gobierno del alcalde Ramiro Devia Criollo, (q.d.e.p); posteriormente se vincula como asesor a las campañas políticas de Gustavo Adolfo Vélez Román, lo que le mereció ser designado como Asesor de Paz, durante el gobierno del Cambio.
Cruz Arenas, adelantó un meritoria labor desde esa posición, factor fundamental para consolidar en la zona montañosa el acuerdo de Paz celebrado entre el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y la Guerrilla de las Farc; con su amigo personal y de vieja data Fabio Cardozo, quien fungía como Secretario de Paz del departamento, encontró un aliado que le permitió consolidar su labor como Gestor de Paz del Municipio.
Directivo departamental del partido Alianza Verde, su nombre ya comenzaba a sonar con mucha propiedad como candidato al Senado de la República; incluso, altos directivos del recién conformado «Pacto Histórico por Colombia» le había extendido la invitación a conformar la lista al Senado. Jesús Alberto Cruz, hace un par de años había fijado su lugar de residencia en el corregimiento de Monteloro, rodeado de la espesa vegetación, aves, animales de corral y la siembra campesina que siempre fue su pasión. Su inesperada partida al viaje eterno ha sido lamentado por la sociedad, la dirigencia política de la región y la primera autoridad del Municipio, alcalde John Jairo Gómez Aguirre, que expresó su solidaridad a la familia de Cruz Arenas. Paz en su tumba, que Dios lo tenga en su santo reino.
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La protesta social que aún se mantiene en Colombia, ha planteado una serie de interrogantes que sería bueno entrar a resolver, uno de ellos está relacionado con la posición que asume la Federación Colombiana de Educadores, Fecode, que se opone a la alternancia académica por temor a contraer el contagio del Covid-19, pero sus docentes están en las calles protestando a grito partido en contra del gobierno nacional.
Los críticos de la organización sindical aseguran que no existe coherencia en la posición asumida por los educadores, de un lado manifiestas su oposición a ir a las aulas a dictar clase de manera presencial por el riesgo del contagio del Coronavirus, pero de otro lado son los más entusiastas marchistas que desde el pasado 28 de Abril, tienen paralizado al País en multitudinarias marchas donde el distanciamiento social solo es una recomendación y en el cual se tienen las mínimas medidas de bioseguridad. ¡Quien los entiende!
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De una manera inusual se celebró el día de la Madre, como es tradicional el segundo Domingo de Mayo, aunque no hubo celebraciones pomposas muchas familias agasajaron a mamá, desatendiendo la recomendación de Fenalco de hacerlo el 30 de este mes. La pandemia del virus y la crisis del paro nacional le quitaron la intensidad tradicional a la celebración del ser más especial de la familia.
Desde esta columna enviamos nuestro sincero saludo a todas las damas que Dios les concedió el sagrado privilegio de ser madres, queremos destacar a tres de ellas que en Tuluá, han adelantado una meritoria labor en favor de la comunidad sin olvidar su rol de madres.
Janeth Cifuentes, directora de la Red de Mujeres Comunales y Comunitarias de Colombia, Fabiola Ceballos y Edith Pedraza, impulsando programas han brindado cientos de soluciones de vivienda a familias carentes de ella. Como las tres, muchas cumplen una abnegada labor sin olvidar su condición de mujer y de ser madres ejemplares.
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Para los entendidos en la materia las elecciones del domingo 13 de marzo de 2022, serán la de mayor abstención en la historia de Colombia. Las dificultades para que los candidatos al Congreso interactúen de forma presencial con sus electores, la campaña virtual que se adelanta no llega a los sectores populares estrato uno donde están la mayoría de votantes porque carecen de medios tecnológicos y acceso a la Red, el cansancio y hastío que se tiene de la actual clase política por los constantes escándalos de corrupción, entre otros factores hacen que cada día haya más distanciamiento entre la ciudadanía y los aspirantes a ser elegidos.
Los políticos de profesión que representan a los partidos tradicionales la tienen más difícil, sobre sus hombros pesa mucho de los factores de la actual protesta social; el panorama lo cambia si salen figuras frescas, candidatos alternativos que lleguen con un mensaje diferente al electorado, puede ser el momento de la figuración de personajes ajenos a la arena política que reciban el apoyo ciudadano. La ventaja la pueden tener quienes menos estén en la retina de la gente, que esta los relacione con la dirigencia política tradicional. ¿O se impondrá el poder de las maquinarias políticas?