Así como las películas de Hollywood, donde se sacan las emociones a flor de piel, todos los ciudadanos que poseemos Smartphone (celular con pantalla tactil), nos convertimos en cajas de resonancia haciendo eco de la dificultad cultural de acatar directrices y órdenes.
Así que desde el más liberal defensor de derechos humanos que he identificado hasta el más ortodoxo derechista ha solicitado el cierre de aeropuertos y puertos, de vías nacionales y locales y hasta la ubicación de barreras físicas infranqueables para acudir y solicitar a los inquietos y caóticos ciudadanos que «hagan caso», que obedezcan las normas y modulen sus conductas y comportamientos en el espacio público, ya que el contagio será superior al estimado en los diferentes análisis estadísticos.
La lucha continúa y será tal vez con un toque de queda, como de la época de los «condores» que se podrá controlar el caos que se quiere generar desde lo humano.