En los últimos días nuestro país ha pasado por una de las crisis más fuertes e inolvidables para esta generación, hemos visto lo implacable que puede llegar a ser una pandemia y ahora un proyecto de ley como es el caso la famosa reforma tributaría; presentada ante el congreso por el ministerio de hacienda y crédito público. Quizá lo más peligroso de este documento no era la presentación de la misma ante el Congreso si no su aprobación, cosa que se impidió gracias a las innumerables manifestaciones de la ciudadanía que se realizaron en los departamentos de nuestro país.
Manifestaciones que lamentablemente fueron manchadas por actos vandálicos y de posibles violaciones a los derechos humanos que quizá pueden ser catalogados en un futuro como de lesa humanidad. Se notó un Gobierno un poco distante y falto de liderazgo frente a la realidad de un país tan controversial y tan dividido en opiniones, donde existe poca tolerancia por las ideas y el sufrimiento del otro; cuanta falta hace ponernos en los zapatos del otro.
Como bien lo decía el pastor Martin Luther King “necesitamos líderes que no estén enamorados del dinero, sino de la justicia, que no estén enamorados de la publicidad si no de la humanidad”. Cuanta falta hace en estos tiempos tan peligrosos caudillos que sientan el dolor del pueblo, por aquellos que solo tiene opción de decidir si desayunan o almuerzan.
Nos hemos convertido en una sociedad de cifras, nos acostumbramos a escuchar diariamente la normalidad de los asesinatos, violaciones, entre otras que solo duelen y afligen a las familias involucradas en los hechos.
Por estos tiempos donde la información viaja tan rápido por medio del teléfono, computadora, televisión, radio, periódico, entre otros, nuestra sociedad se ha interesado más en conocer las decisiones y determinaciones de nuestros dirigentes y eso es clave para llevar un control político serio y trasparente. Pero lo más importante que debemos hacer al final de todo lo que ha sucedido, es cuando lleguen los procesos de elecciones a la presidencia, Congreso de la República, gobernaciones, alcaldías, concejos. No debemos olvidar a los dirigentes de turno conocer su gestión política con el fin de determinar si son merecedores de representarnos o no; ya que al final del camino son los que elegimos quienes presentan las normas que al fin nos tocará cumplir.