Por William Loaiza Amador
El hallazgo de la tercera persona decapitada durante este año en la Villa de Céspedes, sucedió horas antes que sesionara en esta ciudad la comisión segunda del Senado de la República, que entre otros asuntos trata tema de la seguridad del país.
La cabeza encontrada en la carrera 27 A diagonal al número 11-47, sector de La Virgen en La Inmaculada, otro de los barrios que se salió del control y manejo de las autoridades en Tuluá, ocurrió un día antes que se dieran cita en esta ciudad en el centro del Valle del Cauca, tanto el ministro de Defensa, Diego Molano Aponte, el Fiscal General de la Nación Francisco Roberto Barbosa Delgado, el comandante del ejército de Colombia, General Eduardo Enrique Zapateiro Altamiranda y el director de la Policía Nacional General Jorge Luis Vargas Valencia, como todos los altos mandos de las fuerzas armadas del país, citados por esa célula legislativa.
Esa parte del cuerpo, fue arrojada exactamente 15 días después que el General Pablo Cárdenas, comandante de la región cuatro de la policía nacional, anunciara que para el esclarecimiento no solo de la serie de hechos que se vienen presentando en esta región de Colombia sino además por el crimen del periodista Marcos Efraín Montalvo Escobar, presentada el 19 de septiembre último, llegaba un fiscal especializado, 23 hombres de inteligencia y 10 expertos en investigación criminal, los mejores del país, para «combatir el crimen organizado.
Esas prácticas criminales en Tuluá, no son nuevas, se recuerda que en sector de la galería local, el 14 de enero de este año, en la carrera 21 con calle 29 a las 12:30 del mediodía y frente a una cafetería fue encontrada la cabeza de quien posteriormente fue identificado como Manuel Fernando González Nieto, de 20 años, un joven padre de un recién nacido, trabajador de la plaza de mercado y residente en La Esperanza, el mismo barrio donde se produjo el crimen del periodista Marcos Montalvo.
La cabeza, según peritos parece ser fue cercenada de un machetazo y además presentaba cuatro impactos de bala. La misma estaba en unas bolsas plásticas. En esa forma fue encontrada en la noche del 19 de junio y en un antejardín del callejón El Delirio, en el corregimiento de Aguaclara, la de quien se determinó era Santiago Ochoa Campo, de 22 años, residente en la Urbanización La Paz y trabajador de una ferretería propiedad de su padre.
El ultimo 7 de septiembre fueron capturados en el Barrio San Francisco, cinco sujetos aparentemente vinculados al crimen de Ochoa Campo y presuntamente responsables de la participación de otros homicidios en la región.
Los macabros hallazgos de cuerpos mutilados son reiterados en esta ciudad, donde pareciera que la novela Cóndores no entierran todos los días, escrita por Gustavo Álvarez Gardeazábal hace exactamente 50 años, no fuera producto de la imaginación del novelista, sino la narración constante y reiterada de hechos reales que se repiten y se pierden en la memoria, pues uno nuevo impresiona más que el anterior y desplaza en el olvido los acontecimientos del día, en una amnesia tanto de las autoridades, a decir verdad, debido al cúmulo de procesos y el poco personal y una población que calla por temor como sucedió en los cuatro casos que se advirtieron entre el 18 de abril y 4 de septiembre de 2012.
El cuatro de septiembre de ese año, 2012, en el barrio Farfán, fue encontrado otro cráneo de un hombre entre los 20 y 25 años y con un mensaje «De parte de Aníbal, alias Picante».
En esa época y a cien metros del sitio habían sido asesinados Elisenio Solís Piedrahita de 33 años y un sobrino suyo menor de 15 años.
El diario caleño El País, en ese 2012 relataba que «Los números asustan:143 muertes violentas en un periodo de 9 meses y una ciudad que tiene apenas 173.000 habitantes no es algo fácil de digerir».
Agregaba: «Y todo empeora cuando en cuestión de semanas las autoridades empiezan a hallar cabezas cercenadas y cuerpos desmembrados a machetazos. No hay duda. Pero, no es solo esta ciudad en el centro del Valle del Cauca la que está infectada con esa gangrena que es la violencia. Cartago y Pradera también están poniendo muertos por puñados todos los días».
El crimen 90 de este año 2021, la mutilación humana, la que llaman «mejicanización tulueña» sucede en medio del éxodo de algunas personas que se van de la ciudad, no solo porque se niegan a pagar la extorsión, sino además porque no tiene los recursos que los bandidos creen y el pago permanente de algunos comerciantes a las bandas de quienes dicen son sus jefes y los alias Porrón, Picante, Jerry y otros criminales emergentes que buscan atemorizar a sus habitantes que en medio de este panorama advierte como constantemente se abren y se instalan nuevos establecimientos comerciales tanto en el área urbana como rural en una región que pese a todo, se hace mas atractiva para los inversionistas y turistas.