Tenemos que traer de nuevo la esperanza a nuestros habitantes. Si elegimos bien vamos a reacomodar el rumbo de esta ciudad y seguramente podremos tener una Tuluá en cinco o quince años que sea el ejemplo nacional, que haya salido de esa oscuridad en la que la metió la inseguridad que hoy tenemos y que finalmente recupere su capacidad productiva.
“Érase una vez”. Así, como Charles Perrault comenzaba sus cuentos de hadas para niños, el dirigente conservador de antaño Luciano Henao Jiménez, inició su discurso para describir con largas pinceladas un Tuluá dominado por el desgobierno y la criminalidad, y para revelar el nombre del candidato a la Alcaldía que promoverá el Grupo Significativo de Ciudadanos, GSC, “R.R. Soy Ciudadano” con el que pretende sacar de la desesperanza a esa ciudad.
El espacio del encuentro, una casa tradicional con trazos largos y angostos, con un portón generoso por la otrora Calle de La Escopeta y otra por la carrera 24, dominada por paredes gruesas y ventanas y puertas en arco, y en el cuerpo central, justo encima de los invitados, un techo en forma de cúpula de cristal que dejaba ver una noche tranquila y plomiza, ubicada muy cerca a la Notaria Tercera, la antigua casa paterna del escritor Gustavo Álvarez Gardeazábal y la empresa de energía Celsia en el centro de Tuluá. Desde allí, comenzará a operar la sede de “RR Soy Ciudadano”.
El riofriense, administrador público de la Esap y recordado militante conservador Luciano Henao Jiménez, coordinará el componente político de “R.R. Soy Ciudadano”. No es nuevo en el ejercicio político. Fue gerente del desaparecido Instituto Municipal de Vivienda en la administración del arquitecto Carlos Alberto Potes (1.926- 1.999); concejal de Tuluá en el período 1995 – 1998; director del Centro de Control Fiscal de la Contraloría Departamental, Cercofis Tuluá; secretario de Desarrollo Social de Andalucía y alcalde encargado del mismo municipio. Su amistad con Rodolfo Ramírez Álvarez de más de 30 años lo incentivó a proponer a sus amigos la creación del GSC “R.R. Soy Ciudadano” para promover el nombre de éste arquitecto como próximo alcalde de Tuluá. Para ello convocó a lo más granado de las finanzas, la construcción, la arquitectura, la cultura, el empresariado, el comercio y los medios de comunicación para socializar esa iniciativa política. Y con la finura y la filigrana de un discurso hecho a pulso, comenzó a sustentar sus tesis narrando el cuento:
“Érase una vez una ciudad bonita, grande, con muchas potencialidades, pero desaprovechada infortunadamente. Podría ser una ciudad donde todos viviéramos felices, donde nuestros hijos, nuestros nietos, nuestros sobrinos, hermanos, toda la familia, los vecinos tuvieran muchas esperanzas; pero era una ciudad que perdía la esperanza, los empresarios angustiados, temerosos porque los bandidos llegaban a decirle que tenían que compartir sus utilidades con ellos, así, de buenas a primeras, infundiendo miedo. Las personas que no podían conseguir un trabajo en ese municipio, se llenaban de ilusiones, emprendían un negocio y terminaban siendo víctimas de esas mismas personas, terminaban cerrando los negocios dejando en la desesperanza a sus empleados.
“Érase una ciudad donde las administraciones solo les interesa cobrar impuestos y entonces los dueños de casa, de finca, empresas quebrándose y pagando altos impuestos. Muchos ciudadanos en ese hermoso municipio, perdiendo el valor de ciudadanía, ya no les importaban pasar en rojo los semáforos, botar basura en las calles, irrespetar a las autoridades. Es un municipio con desesperanza.
“Entonces se presentan una personas que lideraba el ingeniero Arnold Sánchez y dice “Que Vamos hacer, no se puede seguir así, este es nuestro vividero, mire el panorama tan oscuro que tenemos, miremos los candidatos”. Y cuando hace un paneo de los candidatos que quieren suceder la administración en ese municipio se encuentra que ellos solo quieren ir a repetir lo que han hecho muchos alcaldes anteriores: vivir de los impuestos. Gente sin imaginación, que lo que ofrecen en sus hojas de vida son años de experiencia devengando sueldo del municipio, unos queriendo llenar sus bolsillos, otros detrás del billete del erario y vemos que por ahí no es el camino.
“Y encontramos en la Constitución Política de Colombia una figura importante que se llama Grupo Significativo de Ciudadanos que nos dice que hay que convocar a la ciudadanía para que encontremos un candidato que tenga la suficiente experiencia, no de ir al cargo público a devengar, sino a construir ciudadanía, un candidato que haya construido ciudad, que tenga obras que mostrar. Nos dimos a la tarea de buscarlo y encontramos la persona idónea para eso, un arquitecto que tiene imaginación que ha construido ciudad en su vida privada, que le ha aportado a la administración pública experiencia, conocimiento y proyección, un candidato que nos devuelva la esperanza, se preocupe por construir ciudadanos, que nos devuelva el amor por nuestra tierra, que nos volvamos seres normativos para vivir en paz”.
Henao Jiménez hace referencia a Rodolfo Ramírez Álvarez, un tulueño de 60 años que se formó como arquitecto hace 35 años, padre de 3 hijos, abuelo de 2 nietas y compañero de vida de Marly Ruiz. Inició su ejercicio profesional en 1988 en el gobierno del primer alcalde elegido por voto popular Gustavo Álvarez Gardeazábal, desempeñándose como jefe de urbanismo de la oficina de Planeación municipal y en la que diseñó el primer Plan de Desarrollo que tuvo la ciudad. Años más tarde, al lado del alcalde Carlos Alberto Potes Roldán (1.926- 1.999), quien gobernó a Tuluá en el período 1990 – 1992, Ramírez Álvarez dirigió el Departamento Administrativo de Planeación municipal. Para esa época diseñó y construyó el parque del Lago Chillicothe, área que se encontraba abandonada.
Como profesional independiente, Ramírez Álvarez participa en el diseño y construcción del Parque Industrial y Comercial Tuluá, el Centro Comercial Tuluá La 14; emprende las urbanizaciones Villa Campestre, Los Laureles, San Gabriel; obras de pavimentación, acueductos, alcantarillados, escuelas y hospitales en los municipios de La Cumbre, Obando y El Dovio. Fundó y presidió el Club Rotario El Lago como también orientó la Asociación de Arquitectos e Ingenieros durante diez años. Ha integrado las juntas directivas de la Feria de Tuluá, Empresas Municipales de Tuluá, de la Cetsa, la Central de Transportes de Tuluá, la Terminal de Transportes de Popayán y de la Asociación de Institutos Financieros del País, Asoinfis.
Acompañó a Gustavo Vélez Román durante sus tres campañas a la Alcaldía de Tuluá, formuló los programas de Gobierno y con su triunfo en el 2015, se encargó de la elaboración del Plan de Desarrollo para a vigencia 2016 – 2019. Como reconocimiento a su aporte, Vélez Román lo designó gerente de Infituluá. Durante dos años al frente de esa entidad, Ramírez Álvarez lideró la ejecución de las obras que transformaron la ciudad: la construcción de la nueva central de transportes, el Centro Comercial Bicentenario, el puente de la calle 22, el puente de la calle 28, la modernización del sistema semafórico, el mejoramiento de las vías urbanas, y la modernización de los andenes del centro de la ciudad y la calle 25.
Tras la proclamación de su nombre como pre candidato a la Alcaldía por el GSC “R.R. Soy Ciudadano”, Ramírez Álvarez se enfundó en una camiseta naranja, con las letras R.R. entrelazadas y la expresión en minúsculas “Soy ciudadano”. El naranja que es el color distintivo en toda la campaña, incluso de la misma sede, no es nueva en el pensamiento político. Según expertos en Marketing político, el naranja es un color que expresa entusiasmo, confianza, éxito, generosidad y creatividad. En el mundo es empleado por ideologías de variada índole, entre ellas, por los unionistas de Reino Unido e Irlanda y los monárquicos en los Países Bajos. Mayoritariamente en algunos países de Europa y de Occidente, ese color representa a los partidos democristianos. El naranja también se ha extendido a numerosos movimientos y partidos prodemocracia en Líbano, los territorios palestinos, Egipto y Bahréin a raíz de la Revolución Naranja de Ucrania escenificada desde finales de noviembre de 2004 hasta enero de 2005 como parte de un movimiento de resistencia civil que exigía garantías en las elecciones presidenciales.
Infortunadamente Tuluá no ha encontrado la persona que la guie por el rumbo que debe ser, dijo Ramírez Álvarez cuando tomó la palabra para agradecer su postulación y para explicar el futuro que le espera a Tuluá, acudió a un acontecimiento histórico: “Popayán hasta mediados del siglo pasado era la ciudad que protagonizaba en el suroccidente del país. Ha tenido nueve presidentes de la República; el poder económico se concentró en parte de la Colonia y luego de la Republica, pero sus habitantes se durmieron en los laureles y cuando menos pensaron la liebre saltó en Cali y hoy Cali es cuatro o cinco veces más grande que Popayán. Incluso, Tuluá formaba parte del Departamento del Cauca. Económicamente no hay nada que comparar, Cali se lleva lejos a Popayán. Pero eso ocurrió fundamentalmente porque a las personas que la habitaban se les olvidó ser ciudadanos”.
Y a renglón seguido enfatizó: “Pero hoy los quiero sensibilizar frente a la importancia de este pequeño eslogan que hemos construido que aparentemente es una frase más, pero tiene un peso específico porque ser ciudadano no solo es habitar en una ciudad, implica participar en la vida social, económica y política. Tenemos que traer de nuevo la esperanza a nuestros habitantes. Si elegimos bien vamos a reacomodar el rumbo de esta ciudad y seguramente podremos tener una Tuluá en cinco o quince años que sea el ejemplo nacional, que haya salido de esa oscuridad en la que la metió la inseguridad que hoy tenemos y que finalmente recupere su capacidad productiva; somos la ciudad más importante del Valle del Cauca, alrededor giran once municipios”.
Para este Arquitecto, que animó a los integrantes del GSC “R.R. Soy ciudadano” a recoger las firmas necesarias para inscribir su nombre como candidato a la Alcaldía de Tuluá, advirtió que “le vamos a demostrar al mundo” que una ciudad como la Villa de Céspedes puede dar ejemplo de cómo dinamizar la economía de la mano de la construcción la cual es la segunda actividad económica generadora de riqueza en el país. Para ello, acudirá a las personas que tienen Certificados a Termino Fijo, CDTs, que por lo general no generan grandes rendimientos económicos, pero que en Tuluá representan 1.2 billones de pesos para que se motiven a invertir en proyectos inmobiliarios. Igual invitación hará aquellas personas que en la ciudad tienen cesantías por el orden de los 2 billones de pesos para que se conviertan en inversoras, tal como hoy ocurre en ciudades como Medellín y Bogotá. La otra alternativa consistirá en fortalecer a Infituluá para que transfiera a la Alcaldía recursos vitales para el impulso de obras y acciones sociales, tal como lo hizo Ramírez Álvarez en el 2018 al entregar al Municipio, por primera vez en su historia, rendimientos por el orden de los tres mil millones de pesos.
“Dinero es lo único que tenemos. Con ello quiero decir que no vamos a tocar el bolsillo de los contribuyentes para hacer las obras que requiere la ciudad de los próximos cien años. Debemos preparar la ciudad, no para nosotros, sino para las próximas generaciones”, concluyó Ramírez Álvarez.