Las mujeres cuando llegan al poder son despreciadas, casi obligadas a comportarse como hombres y ostentar un liderazgo similar al masculino para hacerse respetar en medio de reglas políticas concebidas por hombres (en su mayoría para hombres). Ninguna ha tenido una tarea fácil, desde la primer ministro de Alemania, Angel Merkel, a quien el presidente de Rusia Vladimir Putin liberaba sus perros para intimidarla hasta una humilde alcaldesa en el municipio de Riofrío, en el Valle del Cauca, como Viviana Mena Zapata a quien los concejales opositores le vociferan e increpan en plena sesión del Concejo municipal para quebrantar sus decisiones de gobierno.
La llegada de la mujer a los círculos del poder es reciente y lo hicieron tras la segunda guerra mundial. Una de ellas fue Margaret Thatcher, primera ministra en la historia del Reino Unido, conocida como la Dama de Hierro. En esa cartera desarrolló políticas neoliberales que redujeron los subsidios a las personas y favoreció al sector privado. Por ser la primera mujer en ese cargo, sufrió discriminación y fue desestimada debido al predominio de los hombres. Thatcher en el parlamento insistió en reformas económicas en los precios de los productos como consecuencia de su desempeño como ama de casa y el manejo de las finanzas del hogar, lo cual causó burlas. Pese a ello, sus decisiones prevalecieron en el poder lo que ayudó en la victoria sobre Argentina en la Guerra de las Malvinas.
Por su parte, Indira Gandhi fue la tercera ministra de la India, en dos períodos y la única en toda su historia. Logró centralizar el poder generando tensiones en diversas provincias de ese país lo que finalmente causó su asesinato en 1984. Durante su mandato se originó un conflicto armado entre India y China y la independencia de Pakistan Oriental (hoy Bangladesh). Los desafíos que enfrentó se relacionaron con su política internacional.
Desde 1945 a la fecha solo el 13% de los puestos de organizaciones multilaterales han sido dirigidos por mujeres y, aunque especialmente en el ejecutivo ha habido un incremento paulatino, persiste una fuerte desventaja ante el dominio masculino. De los 42 municipios del Valle del Cauca, solo nueve son gobernados por mujeres: Buenaventura, Dagua, Jamundí, Riofrío, Versalles, Buga, Guacarí, Caicedonia y Candelaria. Y de los 32 departamentos que conforman la geografía colombiana, solo seis son gobernados por féminas.
El desempeño de las mujeres en las esferas políticas ha sido complicado, pues no dependen de ellas, sino de los contextos que las rodeen. Incluso, en regiones donde están muy empoderadas, no han encontrado las condiciones apropiadas para gobernar. La dificultad más importante es, sin duda, la violencia verbal y simbólica a las que son sometidas, como a la ridiculización, la negación de su legitimidad, el chantaje y las amenazas.
Recientemente la diputada por el Valle del Cauca, Lina Segura Moyano, en medio de una acalorada discusión salió en defensa de la gobernadora Dilian Francisca Toro, por considerar que ha sido víctima de un ataque sistemático por parte del también diputado Jhony Acosta, quien la ha calificado de “mentirosa” y “corrupta”. “Exijo respeto por Dilian Francisca Toro porque es una mujer, y si ustedes (los diputados) me sacan un vídeo, yo les saco otro, porque ustedes no pueden a través de las redes sociales volver mierda a Dilian”, dijo Segura Moyano.
En los procesos electorales, se ha observado que algunas aspirantes a cargos públicos de elección popular tienen trayectorias impactantes y hojas de vida robustas que los hombres que compiten por los mismos cargos.
La Organización de las Naciones Unidas, ONU, también ha analizado que las mujeres, en un 35%, tienen más probabilidad de alcanzar acuerdos de paz cuando son negociadoras. Sin embargo, no son incluidas en esos procesos. De hecho, la Primera y la Segunda Guerra Mundial fueron hechas por hombres.
Las mujeres gobernantes también suelen comprometerse en causas de género. Michelle Bachelet, en Chile, creó el Ministerio de la Mujer y la Igualdad de Género, impulsó cuotas de género y despenalizó el aborto. En Alemania, Angel Merkel, promovió la integración femenina en el mercado laboral, mejoró el sistema de cuidados y dio acceso a guarderías a las madres que lo requerían.
En los municipios del Valle del Cauca, mujeres como la alcaldesa de Riofrío, que gobierna una localidad de sexta categoría y de bajos ingresos, tienen que garantizar vías en buen estado; asegurar la alimentación de los ancianos desamparados; destinar fondos para las comunidades afrodescendientes, en condición de discapacidad y víctimas de la violencia; promover el turismo; proteger los recursos naturales; responder por el abastecimiento agua potable en el campo y gestionar obras de infraestructura ante los gobiernos departamental y nacional. Y como si fuera poco, enfrentan la violencia política de aquellos que no soportan sentirse mandados por la voz de una mujer.