
Tomando Café
Para quienes vivimos rodeados de libros, bien sea un lector asiduo, un escritor compulsivo o un librero de viejos, como lo soy yo, resulta inevitable al visitar una ciudad no entrar a sus librerías, máxime si estamos en la fría y conmocionada Bogotá. Más de ocho millones de almas deambulan entre la sabana y sus montañas, millones de historias que se sumergen perdidas en el inagotable rio del tiempo.