Por: Marcial Blandón
Fuertes cuestionamientos a la gestión del titular de la cartera de Gobierno hicieron los concejales Sandra Arrubla, Sulay Córdoba y Cristian Hernández, en la sesión de control político a la cual fue citado John Fredy López Cardona. Los cabildantes que representan tres colectividades en el recinto del Concejo calificaron como deficiente su gestión al frente de la secretaría de Gobierno, Seguridad y Convivencia Ciudadana.
Los cabildantes Sandra Arrubla, independiente; Sulay Córdoba, partido de gobierno y Cristian Hernández, de oposición, representantes de los partidos Alianza Verde, de la U. y Conservador, respectivamente, quienes tienen posturas políticas diferentes cada uno en relación al gobierno “De la gente para la gente”, fustigaron la que consideran pésima gestión del funcionario, al frente de una dependencia donde no ha podido resolver los problemas que aquejan en sumo grado a la comunidad tulueña.
En el ambiente del recinto del Concejo municipal quedó un desdén en la intervención del secretario de Gobierno; los tres concejales le desnudaron las falencias de su gestión como responsable de la seguridad ciudadana, la ocupación arbitraria de espacio público y la mala convivencia que reina en todos los sectores de Tuluá, sin ningún distingo. Mal, muy mal le fue al funcionario en su paso por el Concejo, fiel reflejo de lo que pasa en la ciudad, un pueblo al garete, sin Dios y sin Ley.
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El precandidato a la alcaldía Marcos Urrutia, que aspira inscribir su aspiración al primer cargo público de la ciudad por el grupo significativo de ciudadanos “Tuluá, Todos Somos Importantes”, sigue recibiendo el respaldo de la dirigencia tulueña. Una de las últimas vinculaciones corrió por cuenta del exconcejal de la Villa de Céspedes y excandidato a la Asamblea del Valle, Gustavo Ríos Peña.
Al recibir el apoyo del dirigente Gustavo Ríos, el precandidato a la alcaldía Marcos Urrutia, se mostró optimista en el crecimiento que cada día alcanza su aspiración. “La de Gustavo Ríos y su organización política GRP, es una clara demostración del pacto de fe que queremos construir para el progreso y desarrollo de nuestra Tuluá amada”, indicó Marcos Urrutia, ante el nutrido grupo de ciudadanos que llegó a la sede del occidente tulueño para ser testigos de la alianza de los dos dirigentes que se constituye en favor de la ciudad.
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El dirigente andaluz Miguel Fernando Ramírez, quien ocupó el segundo lugar en las elecciones locales de 2019, detrás de la actual alcaldesa Ellicel Arcila Poso, monta su artillería electoral para esta vez, alcanzar la primera magistratura de la capital mundial de la gelatina. Ramírez, en el 2020, se desempeñó como concejal de Andalucía, accediendo al derecho que le otorgó el estatuto de la oposición y ejerció como Registrador Municipal de esa localidad del centro del Valle.
Miguel Fernando Ramírez, ha militado en el partido Liberal y por esta colectividad se presentó como candidato a la alcaldía de la tierra andaluza. El Pacto Histórico de esta población anunció el apoyo a la pretensión electoral del ingeniero Ramírez, quien también ocupó el cargo de subdirector del Centro Regional de Control Fiscal Cercofis que tiene sede en el municipio de Tuluá.
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El dirigente sindical Juan Lastre, viene siendo uno de los más acérrimos críticos del programa de cambio de medidores que adelanta la empresa Centroaguas, en los hogares tulueños. Juan Lastre, hace serios cuestionamientos al proceso y a la entidad, indicando que la familia tulueña cada día le alcanza menos para cancelar las impagables facturas del servicio de acueducto y alcantarillado para que la empresa le cambie el medidor a costa del precario bolsillo de sus usuarios.
Con bocina en mano, Juan Lastre ha rechazado el proceso de cambio de medidor en presencia de los funcionarios de la empresa Centroaguas, asunto que considera totalmente arbitrario y que afecta directamente el bolsillo de las familias más humildes de Tuluá. Lamentablemente la atonía de la mayoría de tulueños hace que esta clase de protestas queden en manos de un hombre que adelanta una quijotesca tarea sin que las insensibles directivas de la entidad le paren bolas.