Por: Marcial Blandón
Gustavo Adolfo Vélez Román, es considerado por un sector de la opinión pública de Tuluá, como el mejor alcalde que ha tenido la ciudad en toda su historia, reconocimiento que se extiende por toda la geografía vallecaucana. Alcalde del municipio en su tercer intento en el período 2016-2019, cuatrienio en el cual transformó la ciudad, según el numeroso grupo de amigos que comulgan y respaldan su aspiración de llegar a la Cámara de Representantes en la lista del partido Conservador.
Durante su administración le apostó a los convenios interadministrativos a través del Instituto de Financiamiento, Promoción y Desarrollo de Tuluá, Infituluá, los cuales fueron criticados y demandados, pero a la postre, fundamentales para el éxito de su administración. Sobre la ejecución de esos convenios no se ha presentado ningún revés jurídico, recuerdan los tulueños, que al despertar se encontraban con las vías de la ciudad totalmente recuperadas con el proceso de “toping” que tanto benefició a la comunidad.
Secretario de Obras Públicas en el gobierno del arquitecto Francisco Javier Gálvez Giraldo, director de la DAR centro, empresario en el sector de la construcción, ingeniero Civil, especialista en finanzas, padre de cuatro hijos producto de su matrimonio con Luz Helena Londoño. Gustavo Vélez, le apuesta a una empresa colosal por las circunstancias que lo rodean en su aspiración de sostener la única curul que posee el partido Conservador en la Cámara de Representantes.
Las apuestas de los analistas políticos aseguran que Gustavo Vélez, obtendrá una de las primeras votaciones para la Cámara en la Villa de Céspedes. En el imaginario de los tulueños conserva una grata impresión de su gestión a su paso por la alcaldía de Tuluá, percepción ciudadana que no logró borrar la actual administración.
Sin el apoyo del grueso del partido en el departamento, Vélez Román, enfrenta el reto electoral de sostener la única curul en el Congreso de la República con la que cuenta el Conservatismo vallecaucano, de alcanzarlo, nace su propia jefatura en el Valle del Cauca.
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El artículo 2° de la Ley 1475 de 2011, que definió la doble militancia, estableció dos conductas prohibitivas para los directivos de los partidos y movimientos políticos y previó la forma como sería sancionada la transgresión de la norma, cuando estos decidan pertenecer simultáneamente a más de una organización política. La norma se creó con la finalidad de establecer un régimen severo de bancadas para evitar el transfuguismo.
Norma que en la mayoría de casos se pasan por la “galleta”, no solo la alta dirigencia política del País, sino que se convirtió en costumbre de en los pueblos donde directivos, concejales y representantes de partidos y movimientos se pasan de partido como cruzar de una esquina a otra, sin que decir de las sanciones que son mínimas en comparación al comportamiento y violación que hacen de la Ley nuestros dirigentes.
En Tuluá, los casos son patéticos, existen dirigentes con responsabilidad política, es decir, con investidura, que hacen un festín en cada elección. Con el slogan de “los amigos”, apoyan candidatos diferentes a los de su partido o movimiento que representan, hasta familiares brindando apoyo hacen aparecer para extender sus respaldos como una clara burla a la Ley; extienden esos apoyos hasta para tres o cuatro candidatos en una clara operación “avispa” digna de los mejores tiempos en la era política del expresidente Alfonso López Michelsen.
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La picaresca tulueña no dejó pasar de largo la adhesión del concejal Conservador Eliecid Ávila, a la campaña del aspirante a la Cámara de Representantes Gustavo Vélez, cuando en corrillos políticos se asegura que el cabildante godo le brindó “amor eterno” a la candidatura de Andrea García, por el partido de la U, y un tanto igual a la aspiración del actual Representante a la Cámara por el partido Liberal Álvaro Monedero, que espera ratificar su credencial en el proceso eleccionario de este domingo trece de marzo. ¡Para verdades el tiempo!
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No ha tomado posesión oficial de su cargo el nuevo Contralor Municipal Harold Fernando Cerquera Castillo, cuando ya se escuchan voces de inconformidad de varios Concejales que respaldaron su elección. Extrañaron un sector de los corporados tulueños que el nuevo jefe del órgano de control fiscal no tuvo la cortesía de llamarlos o agradecer previamente el voto de confianza, pese a que su elección ya estaba direccionada por quien regenta los destinos del partido de la U, a nivel nacional.
Se resisten a creer los Concejales quejosos que el nuevo Contralor Municipal, sea prepotente y orgulloso. Además se dijo entre bambalinas que ese honor se lo merecía otro dirigente de la organización política que lidera la médica Dilian Francisca Toro Torres, ya que el grupo de los Cerquera, no cuenta con Concejal.
Desde esta tribuna informativa solo se espera que Harold Cerquera, cumpla con independencia y neutralidad su labor como Contralor Municipal, cuyas actuaciones estén siempre apegadas a la Constitución y la Ley, en defensa del patrimonio público que es de todos los tulueños.