“A todos nos toca”, escrito por el exalcalde de Tuluá, John Jairo Gómez Aguirre no solo es un intelectual pretexto para iniciar una nueva campaña al Congreso de la República sino un revelador testimonio de la crueldad que encarna el ejercicio político. El autor de este libro, editado bajo el sello de Gente Nueva Editorial de la ciudad de Bogotá, detalla a lo largo de sus 122 páginas el impacto que ha tenido en su vida pública y en la del país, la violencia guerrillera, la paramilitar y la de la organización urbana La Inmaculada, pero especialmente, detalla los “bajos instintos” de quienes con calumnias e injurias le hicieron pasar varios amargos meses en una cárcel.
Su estructura, conformada por quince capítulos escritos en un lenguaje sencillo, resulta agradable. Entrega detalles desconocidos de la violencia que ha sufrido la región. La primera acción armada del M-19, encabeza del roldanillense Iván Marino Ospina, ocurrida en Tuluá en 1940; la presencia de las AUC en La Moralia; y la destrucción del Palacio de Justicia, entre otros. Su paso por el Gimnasio del Pacifico como estudiante; el presagio de su vecina, doña Mercedes, quien tenía fama de adivina, de que sería alcalde y presidente de Colombia; sus recuerdos en el naciente barrio Farfán donde ayudó a su padre en la confección de ropa; sus inicios en la política al lado del líder sindical y comunal Fredy Manzano; el atentado fallido de las Farc cuando acompañaba en calidad de alcalde a una brigada de salud en la media montaña tulueña; su paso por la cárcel por presunta corrupción y el infarto y posterior operación a corazón abierto.
Recorrer las páginas de “A todos nos toca”, es redescubrir la historia de violenta que en sus diferentes matices ha socavado la tranquilidad de Tuluá y la región, pero también es reconocer al ser humano que, en medio de las envidias, las amenazas y los bajos instintos del poder, logró ser concejal y luego alcalde de los tulueños, en uno de los períodos más difíciles debido a la pandemia y luego la protesta social. También, a su manera, se dedica a desenmascarar a la persona que le antecedió y luego le sucedió como alcalde. A él solo se refiere solo en dos oportunidades con nombres y apellidos, el resto de referencias solo destacan a una “familia de parceladores” y a uno de sus hijos como “el ambicioso hijo del corrupto acalde”. Como hecho particular, relata que una vez inició su ejercicio como alcalde fue llamado por Gustavo Vélez por intermedio del ingeniero Edilberto Alarcón con el argumento de lograr la paz política, cesando las injurias en su contra a cambio de no denunciar unos actos de corrupción: los viajes de unos contratistas con recursos de los estudiantes; una modificación del perímetro urbano de la ciudad sin la autorización del Concejo y los estudios necesarios y la legalización de una urbanización sin el cumplimiento de requisitos. Según el autor del libro, nunca aceptó.
Para el escritor y ex gobernador del Valle, Gustavo Álvarez Gardeazabal, “poder conocer el origen, trajinar y el pensamiento del vituperado alcalde de mi pueblo John Jairo Gómez Aguirre y, en especial el balance de su gestión tal cual es y no como la quisieron presentar sus contrincantes, constituye un documento de defensa válido ante la historia y ante los jueces que lo han convocado y una página brillante de la evolución de Tuluá que otros hemos narrado desde distintos ángulos”.
JOSÉ ARBEY SÁNCHEZ