Un grupo de comerciantes nocturnos protestaron en la noche de este miércoles, sacando sillas y mesas a la principal vía de la conocida Zona Rosa, para protestar por los continuos toques de queda que, según ellos, tienen sus establecimientos al borde de la quiebra.
La iniciativa fue promovida por el líder gremial Alfredo Marín Rodríguez, quien exigió la presencia del alcalde y el secretario de Gobierno para detallarle el drama económico y social que viven los comerciantes nocturnos desde que comenzó la pandemia, y que se ha agudizado con los toques de queda que les prohíbe abrir sus negocios en la noche.
“Queremos trabajar” y “No más toques de queda” fueron las consignas que se escucharon a lo largo de las carreras 26 y 26A, conocidas como Zonas Rosa.
Los toques de queda que han regido en Tuluá desde las ocho de la noche hasta las cuatro de la mañana como estrategia para disminuir el contagio de la Covid-19, ha obligado el cierre de actividades de bares, discotecas, cantinas y restaurantes, y con ello, la desvinculación de administradores, meseros, vigilantes y, por ende, afectado los ingresos de taxistas y el transporte informal.
Para Marín Rodríguez, el Gobierno ha legislado a favor de unos y de otros no, lo cual calificó de “prevaricato”, pues hay empresas que les han permitido laborar todos los días de la semana, como por ejemplo, los bancos que generan en sus puertas largas filas en las que no se respetan las normas de bioseguridad. En la mayoría de los municipios del Valle del Cauca el toque de queda entra a regir desde las diez de la noche por Decreto Departamental, pero en Tuluá la medida rige desde las ocho.
“Esto va de mal en peor, pues nuestra clientela está acostumbrada a llegar después de las siete a tomarse un café u otra bebida suave para pasar un rato de charla, pero ahora cerrando a las 8 de la noche es poco o nada lo que hace”, comentó la propietaria de un café bar que desde hace varios años funciona en el barrio Céspedes.
“La verdad no entendemos porque si Tuluá hace parte del Valle, nos aplican una hora diferente de cierre, lo que va en detrimento de nuestra ya acabada economía”, dijo Daniela Lozano, propietaria de un gastrobar en la antigua Zona Rosa.
Por su parte Chistian Camilo Aristizábal, representante del comercio del centro de la ciudad, expresó su preocupación por la propuesta de aplicar una cuarentena estricta todos los fines de semana, tras agregar que esa medida solo conduce a la quiebra a los establecimientos comerciales. Recordó que negocios como Almacenes Unidas y Fábricas Unidas que por esta época empleaban más de treinta personas están cerrando porque sus ventas no repuntan.
Demandó de la Alcaldía de Tuluá y del Concejo Municipal la aprobación de un proyecto mediante el cual se otorgue incentivos o auxilios a los comerciantes de la ciudad, como también solicitó a la Celsia y Centroaguas, aplicar descuentos a las tarifas de servicios de energía y acueducto, pues a pesar que han laborado menos días en lo transcurrido del 2020 y 2021, los costos de los mismos se ha incrementado de forma preocupante.
El concejal conservador Chistian Hernández, se comprometió en impulsar al interior de la corporación un proyecto de alivios tributarios para el sector comercial formalizado.