Un tramo de la carrera 40 en el barrio San Benito de Tuluá, se había convertido en un insufrible martirio para sus habitantes: en emporada invernal por las inundaciones de sus viviendas y el pantano en las calles; y en tiempos de intenso sol, las insoportables polvaredas.
Durante 25 años los moradores de este populoso sector convivieron en medio de las inclemencias propias del clima, y especialmente, con las promesas de los políticos que cada cuatro años tocaban sus puertas en busca de votos a cambio del pavimento, a tal punto, que las esperanzas se habían perdido.
No obstante, el alcalde John Jairo Gómez Aguirre, se propuso equipar la ciudad mejorando las condiciones de los sectores marginales donde, por lo general, no llegan las inversiones del Estado siendo los pavimentos una genuina estrategia para dignificar las condiciones de vida de las familias tulueñas.
Esta obra, la pavimentación de la carrera 40 del barrio San Benito, demandó una inversión de 280 millones de pesos.
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