Con el objetivo de proteger la seguridad ciudadana y atender las solicitudes sobre árboles en riesgo, la Alcaldía de Tuluá inició un contrato para la erradicación de 30 ejemplares identificados como peligrosos. La medida se fundamenta en los resultados del convenio entre la CVC y la Universidad del Valle, que determinó la existencia de árboles muertos o con graves problemas fitosanitarios.
Los ejemplares intervenidos presentan distintas condiciones: algunos están completamente muertos en pie, mientras que otros, aunque aún permanecen vivos, muestran afectaciones severas que los convierten en un riesgo para la comunidad y las infraestructuras cercanas.
La erradicación se ejecuta bajo estrictos protocolos de seguridad, pues la mayoría de los árboles superan los 12 metros de altura. Para estas labores se emplean equipos especializados de corte en altura y maquinaria diseñada para maniobras de gran complejidad, lo que convierte la tarea en un proceso costoso y de alta exigencia técnica.
Como parte del compromiso ambiental, cada árbol retirado cuenta con un plan de compensación que se materializa en jornadas de siembra en diferentes zonas de Tuluá, previamente definidas para garantizar la recuperación de la cobertura arbórea.
Si bien la tala de árboles suele generar preocupación en la ciudadanía, las autoridades explican que se trata de una medida preventiva necesaria cuando existe riesgo de caída o daños irreversibles en la estructura vegetal. “Lo más importante es que estas pérdidas se compensan con nuevas siembras, asegurando la continuidad de los servicios ambientales que brindan los árboles”, reiteró la CVC.